Nuestro cliente era un señor casado de 36 años de edad, padre de dos hijos, referido por otro bufete de abogados cuando sostuvo heridas en un accidente automovilístico en un suburbio de Chicago.  Había trabjado por varios años como alguacil con el Distrito de Bosques del condado Cook e iba rumbo a su casa después de trabajar el turno de noche cuando ocurrió el accidente. 

Cuando nuestro cliente era adolescente, se desgarró los ligamentos de su rodilla mientras jugaba baloncesto, y lo operaron.  Se recuperó bien, y continuó con sus deportes y ejercicios en un gimnasio.  De vez en cuando, sentía dolor.  Como tres meses antes del accidente de auto, se le hinchó su rodilla y cuando visitó a un doctor le inyectaron cortisona.  No perdió tiempo de su trabajo, no lo pusieron bajo restricciones médicas, y no le recetaron medicina.

Mientras nuestro cliente manejaba en un camino de cuatro carriles, otro carro de repente dió una vuelta para poder entrar a una estación de gasolina.  Para evitar contacto, nuestro cliente empujó sus frenos estrepitosamente, extendiendo la rodilla que anteriormente se había herido.  Sintió dolor inmediato y se le hinchó su rodilla, y lo llevaron a un hospital cercano.  Una semana después, visitó a el cirujano que le había operado su rodilla años antes.  Este lo refirió a otro cirujano que se especializa en cirugía de reconstrucción, la cual ocurrió un año después.

El demandado negó responsabilidad por el accidente, y también negó que el accidente le dañó la rodilla a nuestro cliente.  La compañía de seguro del demandado contrató a un testigo experto – un cirujano ortopédico – para que diera testimonio frente al jurado que la rodilla de nuestro cliente se había degenerado (p. ej., por el artritis), y aunque no encontró algo malo con la decisión de operar, opinó que la razón para la cirugía fue degeneración, no el accidente de auto.

Resultado Exitoso:  $300,000

El caso fue presentado al jurado.  Le pedimos que se presentaran como testigos a el cirujano anterior y el cirujano presente de nuestro cliente, quienes estaban de acuerdo que como había estado bien por tantos años antes del accidente, y se volvió sintomático inmediatamente después, fue el accidente que le dañó la rodilla y resultó en la necesidad de operarlo.  También nos enteramos y le explicamos al jurado, que el testigo del demandado era casi testigo profesional, ganando cien miles de dolares al año por su testimonio en casos legales.  El jurado decidió en favor de nuestro cliente.